Nunca empezamos desde cero, siempre lo hacemos de la mano de todo lo que ya hemos sido y de lo que somos ahora.


Tanto que los nuevos comienzos puedan traernos mucha incertidumbre o si por el contrario nos emocionan, de ambas maneras algo que es reconfortante es recordar que en realidad nunca estamos empezando realmente desde cero siempre lo hacemos de la mano de lo que ya hemos sido y de lo que somos ahora.

Existe en nosotros ya mucha sabiduría, ese camino andado, está lleno de aciertos y tropiezos que nos han regalado lecciones. Una de nuestras tareas consiste ahora en elegir cómo podemos usar todo ese conocimiento, todas esas versiones que ya fuimos en quienes somos y queremos ser. 

Si bien, hay cosas que ya experimentamos, actitudes que tomamos, cosas que dijimos y acciones que realizamos, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo diferente o incluso  mejor, tenemos el poder de no volver a esos sitios que no nos hicieron sentir bien. Nuestros propios límites, el fondo que a veces tocamos nos sirven como brújula  para saber que podemos tomar otras rutas que no nos lleven a los mismos destinos sino a ser mejores personas. Nos permite discernir, y ahí también seguir confiando en nuestro propio proceso, imperfecto, pero al final nuestro.

De igual manera podemos utilizar todo eso que ya hemos sido a nuestro beneficio sabiendo por ejemplo que si en algún punto logramos algo, somos capaces de hacerlo nuevamente. Después de todo si lo hemos hecho ya una vez podemos hacerlo cuantas veces sea necesario.

En realidad la idea de empezar desde cero, es una invitación para no rendirnos, para seleccionar eso que nos lleve hacia lo que deseamos, y es que si existe una posibilidad es precisamente que siempre podemos elegir, que en realidad más que una sola se convierte en todas las que queremos habitar.

Si nos lo permitimos podremos entonces utilizar las herramientas que ahora tenemos e implementarlas de un mejor modo. 

Sin duda alguna ya no somos los de antes, pero podemos ser mucho más. Si algo quiere y busca nuestra alma es evolucionar, atreverse a ir por más y buscar siempre la expansión. Y es que a cada paso que damos podemos estar seguros que esas nuestras antiguas versiones nos sonríen y nos recuerdan que están ahí para darnos el apoyo que necesitamos, que viven en nosotros para darnos fuerza, sostén y también para que sepamos perdonarnos por no ser perfectos, porque seguimos aprendiendo, nos dan esperanza, la certeza de que el pasado puede ser utilizado como esos ladrillos que en vez de pesarnos nos ayuden a seguir construyendo, porque el pasado más que peso puede edificar nuestros pasos.

Y es que todas estas versiones existen para recordarnos que somos capaces de llevarnos a lugares que antes soñamos, de cumplirnos metas , porque cuando abrazamos y aceptamos todo lo que hemos sido, hacemos las paces con cada uno de esos capítulos que escribimos pues aunque no hayan sido nuestros favoritos son indispensables para nuestra historia. Podemos entonces y desde ahí elegir quienes queremos ser en las páginas que nos quedan por escribir.

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