El todo cabe



Hace ya un tiempo que escuche esta frase y la realidad es que ha sido sumamente transformadora.


Dejar de pelearme con las polaridades, de elegir entre el blanco y negro y permitirme bailar con los matices de mis procesos ha sido un regalo que desde luego solo yo pude darme.


Y es que para sentir es necesario darnos permiso, ese permiso que viene acompañado sin culpa por dejarnos ser y recordar que las emociones son compañeras que además nos regalan mensajes verdaderamente poderosos. Así que en vez de pelearme con ellas, conmigo estoy aprendiendo a escucharlas,  validarlas y aceptarlas, lo que significa aceptarme también a mi y amarme incondicionalmente.


Ser capaz de abrazar el todo cabe me recuerda que todo, absolutamente todo lo que siento existe para mi y que más que elegir polos, de echar culpas o de juzgar, se trata de rendirme ante mi verdad aunque no siempre se sienta congruente, pero si real.

Así que cabe, el sentirse agradecido por la vida y al mismo tiempo tener miedo, incertidumbre, duda y hasta enojo por cosas que no comprendemos. Caben esos momentos en que sentimos que el mundo se nos viene encima y a la vez tener la certeza que todo es parte de un plan aunque no tengamos la mínima idea de como es que todo tomara sentido ni cuando lo hará.


Y que descanso, que alivio, supone el simplemente respirar y descansar en esta danza entre tonalidades y sensaciones que son parte de esta vida, que son inevitables y que no nos hacen elegir, pero si elegirnos, y es que ese es el verdadero reto, que sin importar lo que estemos atravesando seamos capaces de amarnos más y no menos.

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